miércoles, 5 de febrero de 2014

Oraciones Impersonales

''Aún recuerdo aquella noche lluviosa. No dormí en toda la noche, escuchando el viento golpeando suavemente la ventana. Miré el reloj, eran las seis de la mañana, así que me levanté y me puse las gafas. Eché un vistazo por la ventana, llovía aún con bastante fuerza, fui al cuarto y me vestí, me puse mi ropa de invierno preferida y más tarde me peiné. Eran las doce de la mañana, me había dormido en el sofá. Saludé a mi madre y a mi padre, cogí mi bicicleta y salí a dar un paseo hasta que me llamara mi madre para almorzar. Cuando salgo con la bicicleta, me siento libre, soy yo misma y puedo ir a cualquier sitio.
Podía elegir dos caminos en aquel momento, y decidí tirar por el camino más solitario, por donde no pasaba casi nadie a lo largo del día. De repente, el viento soplo suavemente, y comenzó a chispear, miré hacia atrás aunque aún andaba con la bicicleta hacia delante, escuché un ruido, pero era demasiado tarde para apartarme del camino, y me choqué con un chico. Él se levantó como si no pasara nada y me tendió la mano para ayudarme a que me levantase, entonces como si en el destino estuviese escrito, se acercó lentamente y me besó bajo la lluvia. El chico se fue y yo regresé a mi casa. Ahora, todos los días lluviosos, salgo con la bicicleta y voy por aquel camino, parándome en el lugar donde todo sucedió.'' - Entonces mi amiga terminó de contarme aquella historia, dando un pequeño suspiro de amor.

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