jueves, 6 de febrero de 2014

Complemento de Régimen

LA PLAYA:

Málaga, 2 de Julio de 2011.
Yo y mi familia estamos pasando las vacaciones en Málaga, Torremolinos, nos hemos quedado 16 días en aquella maravillosa playa de agua muy fría y arena limpia. Contábamos con habernos quedado cuatro días más, pero tuvimos que volver a Sevilla rápidamente. Cuando mi familia y yo llegábamos a la playa, mi abuela llamó a mi madre al teléfono, muy preocupada mi madre lo cogió (no era normal que mi abuela llamara de repente).
Mi madre, llegó con una lágrima cayendo por su mejilla, mis padres estuvieron hablando de ello un rato. Yo aún no sabía nada de lo que estaba pasando. Vi a mi madre y mi padre empezar a hacer las maletas, decidí preguntar si nos íbamos ya a casa, desgraciadamente, mi madre respondió que sí. Pregunté, pregunté y pregunté que estaba pasando, mi madre decidió decírmelo,... mi perro había enfermado, y mi abuela no podía llevarlo al veterinario, ya que ella no era la dueña. Esa misma noche, sobre las seis y cuarto (una hora antes de irnos), mi abuela llamó, me temía lo peor, y así fue. Él ya había muerto. Él dependía de mí, su dueña y le había fallado. Mi furia fue inmensa, así que salí corriendo de casa. Cuando llegué a la orilla, caí de rodillas al suelo. Lloraba y gritaba '¡¿POR QUÉ?!' una y otra vez.                                  

En ese momento me di cuenta, de que debemos amar lo que tenemos, antes de que la vida nos enseñe amar lo que perdimos.

(imagen de BOLIBCN, en Flickr)

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